La emotiva carta
que una anciana de 82 años
envió a la revista XL Semanal,
en la que se queja amargamente de su soledad,
Bajo el título
Bajo el título
«Lo que tengo y lo que no tengo»
La mujer explica que vive
en una residencia
y que, a pesar de contar con una extensa familia,
se
siente muy sola.
«Esta carta representa el balance de mi vida.
Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos,
«Esta carta representa el balance de mi vida.
Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos,
2 bisnietos y una habitación de 12 m2.
Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas,
pero sí quien me arregla la
habitación,
me hace la comida y la cama,
me toma la tensión y me pesa.
Ya no tengo las risas de mis nietos,
el verlos crecer, abrazarse y
pelearse;
algunos vienen a verme cada 15 días;
otros, cada tres o cuatro
meses; otros, nunca.
Ya no hago croquetas ni huevos rellenos
ni rulos
de carne picada ni punto ni crochet.
Aún tengo pasatiempos para hacer
y
sudokus que entretienen algo.
No sé cuánto me quedará,
pero debo
acostumbrarme a esta soledad;
voy a terapia ocupacional
y ayudo en lo
que puedo a quienes
están peor que yo,
aunque no quiero intimar
demasiado.
desaparecen con frecuencia.
Dicen que la vida se alarga cada
vez más.
¿Para qué?
Cuando estoy sola,
puedo mirar las fotos de mi
familia
y algunos recuerdos de casa que me he traído.
Y eso es todo.
Espero que las próximas generaciones
vean que la familia se forma para
tener
un mañana (con los hijos)
y pagar a nuestros padres por el tiempo
que nos regalaron al criarnos.
El agradecimiento
envejece rápidamente.
En la palabra Madre se encierra
la más alta expresión del amor,
porque no puede haber en la tierra
una imagen más bella.
El corazón una madre es el único capital
del sentimiento que nunca quiebra,
y con el cual se puede contar siempre
y en todo tiempo con toda seguridad.
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