África se muere
Africa se está muriendo.
Muere de bala y de
metralla,
por las heridas de las guerras,
por la omnipresente violencia.
Muere de hambre, de sed, de miseria.
Muere de enfermedad, de todas las
enfermedades.
Muere de explotación y de esclavitud.
Muere en patera.
Muere de desidia.
Muere en silencio.
Sencillamente, muere.
(Gabriel M. Pérez Alcalá)
(Gabriel M. Pérez Alcalá)
Parlamento de los niños
La madre se sentó
con el hambre entre sus manos
y ahogó el amor en sus ojos.
Luego las moscas vinieron
a cantarle repulsivas canciones al oído.
Nosotros escuchamos la inagotable historia
de la lucha y el hambre.
Pero la Madre no cantó
al llegar el tiempo del canto
en la historia popular.
Ella sólo señaló a las moscas
y nos pidió que tarareásemos
la misma canción musitada por las alas.
Cantamos la canción alada
mientras nos uníamos en la búsqueda.
Mosca y niño unidos en una misma canción
madre y hojas caídas al tiempo
padre ausente,
desconocido.
Mientras ella sondea los zumbidos,
juntos los seguimos
creamos unión
para desvelar los motivos de la mosca y el niño.
Así en nuestros corazones
están las vaporosas huellas de la mosca
cuyas alas nos contaron historias
del sentido de la vida
y de a quién pertenecemos.
Chenjerai Hove,
nació en Zimbabwe
y estudió literatura
en la Universidad de Sudáfrica.
La madre se sentó
con el hambre entre sus manos
y ahogó el amor en sus ojos.
Luego las moscas vinieron
a cantarle repulsivas canciones al oído.
Nosotros escuchamos la inagotable historia
de la lucha y el hambre.
Pero la Madre no cantó
al llegar el tiempo del canto
en la historia popular.
Ella sólo señaló a las moscas
y nos pidió que tarareásemos
la misma canción musitada por las alas.
Cantamos la canción alada
mientras nos uníamos en la búsqueda.
Mosca y niño unidos en una misma canción
madre y hojas caídas al tiempo
padre ausente,
desconocido.
Mientras ella sondea los zumbidos,
juntos los seguimos
creamos unión
para desvelar los motivos de la mosca y el niño.
Así en nuestros corazones
están las vaporosas huellas de la mosca
cuyas alas nos contaron historias
del sentido de la vida
y de a quién pertenecemos.
Chenjerai Hove,
nació en Zimbabwe
y estudió literatura
en la Universidad de Sudáfrica.
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