Incluso limitando al máximo
 la anchura de nuestro propio camino,
siempre nos encontraremos en una encrucijada.



Me dijiste que tenias frío,
fui verano.

Te faltaba color,
fui primavera.

Quisiste mojarte,
fui lluvia.

Yo solo quería
que el sol te besara la cara,
que corrieras en la hierba más fresca posible.

Y a ti no te importó
hacer de mi un triste otoño
de hojas secas y alma destemplada.

0 comentarios:

Publicar un comentario