Una lluvia de estrellas es el recuerdo de un encuentro
que no pudo ser. Y menos mal.
En las noches del viernes 11, sábado 12 de agosto,
la Tierra cruzará por el mismo sitio que pasó
el cometa Swift-Tuttle en 1992.
Aquella bola de hielo y roca del tamaño de una gran ciudad dejó tras de sí una estela de polvo y pequeñas piedras que se convertirán en estrellas fugaces cuando choquen contra la atmósfera terrestre.
Una gota de agua que cae en arena
luce como un pequeño asteroide.
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