Despierta el tigre en tu interior🐯


🐯




Los ojos de un animal tienen
 el poder de hablar un gran idioma...
Un animal en una jaula es lo mismo
 que un hombre en la cárcel, 
la única diferencia es que el animal
 no ha cometido delito alguno
 para estar privado de la libertad.



Quien no me comprenda no comprenderá 
el rugido del tigre. 
Aimé Césaire



Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre,
 no puede destigrarse, 
el hombre vive en riesgo permanente
 de deshumanizarse. 
José Ortega y Gasset




El amor y la poesía me embriagan,
 inocentemente, como al tigre la sangre. 
Fernando Arrabal



El tigre real, el amo, el solo, 
el sol de los carnívoros, espera, 
está herido y hambriento, 
tiene sed de carne, hambre de agua.
El tigre es una figura fascinante desde
 los tiempos bíblicos hasta la etapa actual
 y no creo que haya un escritor que no haya
 mencionado nunca al tigre.
 Eduardo Lizalde



 El tigre es la imagen de la muerte,
 de la destrucción, y además, de la belleza; 
es solamente un instrumento metafórico.
Eduardo Lizalde


Aunque le pinten rayas a un sapo 
no se convierte en tigre.
George R. R. Martin



¡Decidíos, excelencia! 
Es un hombre feroz que no regateará medios, 
a cual más horrorosos para conseguir su propósito.
 Yo soy el Tigre de Malasia;
 él es el Tigre Blanco.
 ¿Cuál de los dos es más implacable? 
Ni yo mismo se lo podría decir.
Emilio Salgari



Érase una vez un gatito. 
Alguien lo llevó a ver un tigre,
 cuyo tamaño era cincuenta veces el suyo. 
El gatito dijo:
 -Quien impresiona tanto debe valer poco.
 Si adentro tuviese realmente algo, 
no necesitaría ser tan voluminoso.
Idries Shah



No hay completa belleza.
 El tigre es hermoso,
 pero su orín es pestilente. 
Roberto Fontanarrosa



El Leopardo de las Nieves, 
el Cazador del Himalaya



Tal vez sería conveniente que no trataras de
 dominar tu cuerpo con la mente. 
Debes ser como el tigre del Himalaya,
 puro instinto y determinación.
 El reino del dragón de oro



Me encontraba solo y huérfano en medio
 del océano Pacífico, colgado de un remo,
 con un tigre de Bengala adulto al otro lado
 de una lona, un tropel de tiburones a mis espalda
 y una tempestad a mi alrededor. Si hubiera
 contemplado mis perspectivas a la luz de la razón, 
estoy convencido de que me hubiera soltado 
del remo, que me hubiera rendido con la esperanza
 de morir ahogado antes de que me devoraran los 
 tiburones. Pero la verdad es que no recuerdo haber
 tenido ningún pensamiento durante aquellos
 primeros minutos de seguridad relativa.
 Ni siquiera me di cuenta de que había amanecido.
 Me limité a agarrarme al remo, a no caerme, 
quién sabe por qué.
 Yann Martel




Un hombre alto y seco, los ojos grandes
 y terroríficos, la piel amarilla, toda ella 
surcada por pliegues enormes en los cuales 
las rayas de sombra parecían manchas; las orejas
 transparentes, largas y pegadas al cráneo, 
la barba corta, rala y cerdosa, con las canas
 distribuidas caprichosamente, formando ráfagas 
 blancas entre lo negro; el cráneo liso y de color
 de hueso desenterrado, como si acabara de
 recogerlo de un osario para taparse con él los sesos.
 La robustez de la mandíbula, el grandor de la boca,
 la combinación de los tres colores negro, blanco
 y amarillo, dispuestos en rayas, la ferocidad 
de los ojos negros, inducían a comparar tal cara 
con la de un tigre viejo y tísico, que después
 de haberse lucido en las exhibiciones ambulante
s de fieras, no conserva ya de su antigua
 belleza más que la pintorreada piel.
Benito Pérez Galdós



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