- Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud





 - Día Internacional
 de la Abolición de la Esclavitud
2 de diciembre

Se celebra el 2 de diciembre 
en conmemoración al 2 de diciembre de 1949 
fecha en la que la Asamblea General de
 Naciones Unidas aprobó el  
Convenio para la represión de la trata 
de personas y la explotación ajena.

 
El objetivo del día es reclamar la erradicación 
de las formas contemporáneas de esclavitud
 como son la trata de personas, la explotación 
sexual, el trabajo infantil, el matrimonio forzado
 y el reclutamiento de niños para utilizarlos
 en conflictos armados.​

 
Para recordar el Convenio, un informe realizado 
por el equipo de trabajo sobre Esclavitud de la
 ONU recomendó en 1985 que el 2 de diciembre 
fuera proclamado 
"Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud" 
en todas sus formas. Por ello de 1985 a 1994 
se celebró el "Día Mundial contra la Esclavitud"
 y en 1995 pasó a denominarse 
"Día Internacional 
para la Abolición de la Esclavitud.​




 En torno a la celebración en 2004
 del Año internacional de Conmemoración de la 
Lucha contra la Esclavitud y su Abolición se 
reforzaron los mecanismos internacionales de
 lucha contra la esclavitud y los organismos
 internacionales desarrollaron nuevas estrategias
 para la abolición de la esclavitud.



 En 2007 la Asamblea de Naciones Unidas 
decidió designar también el 25 de marzo como
 que se celebra anualmente a partir de 2008.
 
Cada año millones de personas,
 en su mayoría mujeres y menores, son engañadas,
 vendidas, coaccionadas o sometidas de alguna manera
 a situaciones de explotación de las cuales no pueden
 escapar. Constituyen la mercancía de una industria
 mundial que mueve miles de millones de dólares
 y que está dominada por grupos de delincuentes 
organizados que operan en muchas 
ocasiones con impunidad.



Según la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), millones de jóvenes se encuentran en condiciones
 cercanas a la esclavitud como víctimas de trabajo 
forzado o en régimen de servidumbre, un 73% de
 estos jóvenes –alrededor de 180 millones- desempeñan 
las peores formas de trabajo infantil, entre ellas la 
prostitución, el trabajo esclavizado y el trabajo peligroso.
 Además, las cifras indican también que la 
esclavitud no ha desaparecido, ya que alrededor 
de 5,7 millones de jóvenes se encuentran en una 
situación de servidumbre o se ven obligados a trabajar.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para 
la Infancia (UNICEF), en todo el mundo un niño de 
cada seis trabaja y la mayoría de ellos sufren 
explotación económica a pesar de que el artículo 
32 de la Convención sobre los
 Derechos del Niño reconoce 


«el derecho del niño a estar protegido contra
 la explotación económica y contra el desempeño
 de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o 
 entorpecer su educación, o que sea nocivo para 
su salud o para su desarrollo físico, mental,
 espiritual, moral o social».
 

A la explotación se suma el negocio
 de la trata de personas. En África, se venden 
menores por 14 dólares, actividad que según
 la OIT reporta a los criminales 7 mil millones de
 dólares anuales. También, en esta misma región, 
80 millones de menores entre 5 y 14 años
 son obligados a trabajar en la prostitución 
y en actividades como la minería.



UNICEF calcula que 200 mil niños africanos
 son vendidos como esclavos cada año; entre 
45.000 y 50.000 mujeres y niños son trasladados 
cada año por los traficantes únicamente hacia los
 Estados Unidos. El aumento del número de casos
 de trata de personas, así como su expansión a zonas 
que antes no estaban tan afectadas, coincide con el 
 aumento de las dificultades económicas, 
-especialmente en los países en desarrollo y 
en los países con economías en transición-, 
los enormes obstáculos a la migración legal
 y la existencia de graves conflictos armados.


La trata de personas está directamente 
relacionada con la discriminación tanto racial como
 étnica, sexual y de género. Las personas inmigrantes
 constituyen un grupo especialmente vulnerable al 
 que no sólo le son violados sus derechos como
 trabajadores sino como seres humanos.



En el Protocolo para prevenir, reprimir y 
sancionar la trata de personas, especialmente
 mujeres y niños que complementa la Convención 
de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
 Organizada Transnacional , define la trata de
 personas como la captación, el transporte, 
el traslado, la acogida o la recepción de personas,
 recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza
 u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, 
al engaño, al abuso de poder o de una situación de
 vulnerabilidad o a la concesión o recepción de
 pagos o beneficios para obtener el consentimiento
 de una persona que tenga autoridad sobre otra, 
con fines de explotación.​
La explotación incluye, como mínimo, 
la explotación de la prostitución ajena
 u otras formas de explotación sexual, los trabajos
 o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas
 análogas a la esclavitud, la servidumbre
 o la extracción de órganos.
El protocolo establece que "el consentimiento 
dado por la víctima de la trata de personas 
a toda forma de explotación intencional es 
irrelevante y si la víctima de la trata es un niño,
 es un crimen aún sin el uso de la fuerza."​



 ¡Terminemos con la esclavitud ahora!

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